En los 1980's el problema de los perros realengos en Mayagüez era muy deprimente. Los esfuerzos por la Sociedad Mayagüezana para Prevenir la Crueldad de los Animales, mejor conocida como Protectores de Animales de Mayagüez, para ayudar al alcalde mantener un refugio de animales en condiciones razonablemente aceptable era muy cuesta arriba. Un grupo de personas pertenecientes a este grupo se incorporó separadamente bajo el nombre original de “Ciudadanos Pro Albergue de Animales”, con el propósito de construir un albergue de animales en Mayagüez. Después de construirse el albergue se le cambió el nombre a “Asociación Pro Albergue y Protección de Animales” o APAYPA. Este nuevo grupo logró reestablecer la comunicación con el gobierno municipal de Mayagüez. De esta manera y con la ayuda del Alcalde, Honorable Benjamín Cole, se hizo posible conseguir un lote de terreno no usado, en usufructo. Este lote perteneció al zoológico de Mayagüez. Después de hacerle mejoras, se le solicitó a una empresa local la donación de una casa pre-fabricada, pero a pesar de los esfuerzos, ellos sólo donaron un techo localizado en Ponce el cual querían desmantelar. El techo fue desmantelado y traído a Mayagüez. El traerlo y armarlo salió tan costoso como si se hubiese comprado uno nuevo. A pesar de todo esto, dió esperanzas y condujo a continuar levantando fondos para el proyecto.

Dieciséis jaulas, que aún existen, se construyeron bajo ese techo. La construcción empezó el 8 de agosto de 1988 bajo la supervisión del Sr. Benjamín Torres quien donó su tiempo. Los planos para el albergue basados en planos sugeridos por la Sociedad Protectora de Animales (“Humane Society of the United States”), los preparó y donó el Ingeniero Jaime de la Guardia. Ellos también incorporaron facciones del albergue de Bloomington, Indiana donde la presidenta Hilda Ramírez había visitado y trabajado un verano como voluntaria. Por supuesto, estos planos se adaptaron al clima y a la realidad económica de Puerto Rico. Después de utilizar todos los fondos recaudados, aún no se contaba con una oficina, un salón de cachorritos, un salón de gatos ni una clínica. Más adelante, se logró terminar un salón de gatos y una clínica gracias a los esfuerzos del pasado legislador de esa época, Deynes Sotos, quien consiguió una donación del gobierno de $25,000 por dos años consecutivos. También con la ayuda de la Vice Presidenta del Humane Society of the United States, Phyllis Wright, se obtuvieron donaciones de la Fundación Edith Goode y la Fundación Charlotte Parks. Así se pudo comenzar a operar el albergue en el primer año. El Albergue de Animales Villa Michelle, nombrado por la Junta de Directores en memoria del primer sato adoptado por la presidenta y fundadora de APAYPA, Hilda Ramírez, empezó operaciones en mayo de 1989.

A principios de los años 90, el albergue se encontraba casi en bancarrota. Pero gracias a un milagro, el Ing. Julio González llamó desde San Juan, para darnos una donación de $10,000. Era exactamente lo que se necesitaba para mantener las operaciones. En el año 1998 el huracán Georges causó grandes daños cuando el techo de la mayor parte del albergue se voló y casi todo el equipo, récords, libros, y materiales se dañaron. Lo peor de todo fue que perdimos todos los gatos en el desastre. Afortunadamente todos los perros se salvaron ya que esa parte del techo no sufrió grandes daños. La generosidad de los socios y amigos en Puerto Rico fue extraordinaria. También la generosidad de organizaciones en los Estados Unidos fue decisiva para la reconstrucción de Villa Michelle. En especial se guarda un agradecimiento profundo a las siguientes organizaciones: American Humane Association(AHA), American Society for the Prevention of Cruelty to Animals(ASPCA) y The Humane Society of the United States(HSUS). Ha sido cuesta arriba la trayectoria, pero ha estado llena de satisfacciones incomparables. Seguiremos ayudando a los animales, con la ayuda de Dios y mientras ellos nos necesiten.